martes, 21 de octubre de 2014

ACEQUIA REAL

Durante el reinado Muhammad I (1237-1273), fundador de la dinastía Nasrí, se construyó la Acequia Real. Esta obra fue de vital importancia para la Alhambra, que en aquellos años era una de las tantas fortificaciones militares existentes en el Al-Andalus, donde escaseaba el agua, teniendo que ser subida desde el río Darro por personas o animales.
Gracias a la construcción de la Acequia Real, la fortaleza de la Alhambra pudo ser ampliada, convirtiéndose con el paso de los siglos en el monumento que actualmente conocemos. El río Darro fue el benefactor de la acequia, proporcionándole su agua desde las inmediaciones de Beas de Granada, en concreto desde el actual cortijo de Jesús del Valle, a unos siete kilómetros de la ciudad. 
La toma de agua se realiza en el margen derecho del río, y tras un breve recorrido pasa a la otra orilla a través de un acueducto, discurriendo por la ladera del Cerro del Sol hasta llegar al Generalife.
Con el aumento de las edificaciones y la población de la colina roja, se desdobló la acequia, conservando la cota. A la vez que se llevaban a cabo nuevas captaciones, que proporcionarían agua a las huertas superiores del Generalife. A la par, en los palacios y viviendas de la Alhambra se almacenaba el agua en los respectivos aljibes y estanques, mientras los excedentes volvían al río Darro a su paso por la actual Plaza Nueva.
La admirable gestión de las aguas de la Alhambra y Generalife, a pesar del escaso caudal, permitió crear un vergel de huertas, un paraíso de jardines y proveer a la corte y a la guarnición de los monarcas nazaríes.

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