A espaldas del convento de santa Isabel la Real, tenemos la entrada al callejón de las Monjas. De uno a otro lado cruza el Acueducto de las Monjas, que conduce las aguas de la acequia de Aynadamar. Según cuenta una leyenda granadina de 1705, en uno de sus arcos aparecieron ahorcados, cierta mañana, los cadáveres de varios conspiradores apresados durante una encerrona, cuando se reunían secretamente confabulándose a favor de la Casa de Austria, en los días de la guerra de sucesión, a la muerte de Carlos II.
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