Me hubiera gustado iniciar este diario en mi blog con una buena noticia, el año 2014 ya nos trajo muchas malas, pero me es imposible. Anoche sucedió algo terrible y a mí personalmente me dejó anonadado: Luis Oruezábal, mi amigo Chikito, había fallecido mientras dormía a causa de una inhalación de anhídrido carbónico en su domicilio. No me lo podía creer, me dije mientras escuchaba la noticia, debería ser un error, Luis no podía estar muerto. Desgraciadamente la noticia era verdadera y aún más trágica, pues no estaba solo y su esposa y unos amigos también resultaron intoxicados muy gravemente.
Yo conocí a Luis en 1992, mientras escribía un libro sobre personajes granadinos. Cuando fui a visitarlo a su Chikito para realizarle una entrevista quedé encantado, aquel hombre emanaba algo especial que me cautivó. Además, su acento argentino le daba una impronta única, escucharle me trasladaba a la Pampa Argentina. Muchos años después, mientras tomaba una cerveza en la terraza de su restaurante, le pregunté: ¿Chikito -pues yo nunca lo llamaba por su nombre-, que es lo que echas de menos de Argentina? Y él, sin dudarlo un momento me respondió que a los amigos.
Y es que Luis Oruezabal si por algo se caracterizaba era por tener infinidad de amigos, que ahora le lloramos. Lo recuerdo en otra ocasión, sentado en una de las mesas del restaurante, junto a la ventana que da a Diputación, mientras yo le hablaba de no recuerdo que tema, le sonó su SMS del teléfono móvil, el remitente era el Vicente del Bosque. Y es que Luis tenía amigos en todos los ámbitos. Hacer negocios con él era un placer, siempre estaba dispuesto a ayudar, personalmente colaboró conmigo en todos los proyectos que le presenté, con una clase propia del caballero que era.
Yo no soy creyente, pero estoy totalmente seguro que donde se encuentre ahora estará echando una mano a su Dios, en organizar un lugar mejor. Y es que el mundo está necesitado de seres de luz como era mi querido Chikito. Él demostraba en todas sus actuaciones que las personas no somos todas corruptas, sobornables, canallas y golfos, que había algo más en los seres humanos. Y es que Luis era un ejemplo a imitar en todos los aspectos de la vida, por ello, lo primero que hice al enterarme de su trágico final fue ponerle un whassap, para que lo leyera allá donde se encuentre y que dice así: Querido Luis, siempre estarás presente en mi corazón. Tu amigo José María.
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