domingo, 28 de septiembre de 2014

MONUMENTOS Y EDIFICIOS

Institución Ferial Armilla‑Granada (IFAGRA)

El recinto de la Feria de Muestras se encuentra situado, en las dependencias de la antigua fábrica de azúcar de Santa Juliana, justo en el límite de los términos municipales de Armilla y Granada.
Su historia data de 1976, en que un grupo de empresarios de Armilla en colaboración con el Ayuntamiento tuvieron la brillante idea de promocionar y mostrar los quehaceres del pueblo aprovechando las fiestas patronales. Para ello, adaptaron una de las naves de la antigua fábrica de azúcar. El resultado no pudo ser más brillante, y los 500 metros cuadrados iniciales se transformaron en 60.000 metros cuadrados, que acomodan tres magníficos pabellones. Dando cabida a uno de los recintos feriales más importantes de España.
El Ayuntamiento de Armilla, viendo el potencial económico que el lugar encerraba, junto con que la Feria en cada ocasión se iba haciendo más conocida y rentable, y que el número de empresas que deseaban exponer sus “stands” se multiplicaba cada año, decidió realizar la compra total de las instalaciones durante 1983.
Los precursores se dieron cuenta que el volumen que tomaba la Feria se escapaba de su gestión. Ahora, ya no era la pequeña Feria de Muestras del pueblo de Armilla, ésta se había convertido en un gigante al que no eran capaces de controlar. Fue en esos momentos cuando entraron a formar parte del patronato la Diputación de Provincial de Granada, la Junta de Andalucía, la Cámara de Industria y Comercio de Granada, y los respectivos Ayuntamientos de Armilla y Granada. Se había creado la Fundación de IFAGRA (Institución Ferial Armilla‑Granada), corría 1986. La Feria de Muestras había dejado de ser un acontecimiento provincial, para convertirse en una de las Ferias con mayor proyección de nuestro país.
Entre los certámenes más consolidados anualmente podemos contar con el de BELMODA, Feria Andaluza de la Moda, con sus dos versiones de primavera y otoño; SALACONST, Feria de la Construcción, que cada dos años nos muestra una jornadas llenas de interés y avances técnicos; JUVEANDALUS, una exposición educativa y de diversión para jóvenes.
En IFAGRA es una constante todo tipo de exposiciones, un día se puede ver un certamen del automóvil (MUNDOMOTOR), y al siguiente una exposición canina, filatélica o de alimentación (ALIMEXPO)
Entre los tres pabellones de IFAGRA se puede dar cabida a unas 5.000 personas aproximadamente, que pueden disfrutar de todos los servicios de climatización, iluminación y megafonía permanentemente instalados en el recinto ferial.



El Hogar del Pensionista, la Biblioteca Pública Municipal y la Casa de la Cultura y del Deporte

En 1984 el Ayuntamiento de Armilla decide aprovechar unos terrenos que tenía, ubicados en la Plaza de la Constitución, para la construcción de un edificio que diera cabida a los distintos estamentos que dan nombre al capítulo. Para ello contrataría los servicios técnicos del arquitecto don Manuel Leyva Romero que rápidamente comenzó a realizar un proyecto.
El Sr. Leyva especuló que el diseño que iba a llevar a cabo debería de ir en consonancia con la cultura y los gustos del pueblo, conviniendo crear una edificación con un estilo propio y singular, pero que a su vez derivara de la arquitectura granadina con reminiscencias árabes. Se debería conseguir que el edificio una vez finalizado no desentonara con los de su entorno.
Es en 1986 cuando se finalizaron las obras. Y en el recuerdo de los armillenses quedarían las antiguas eras empedradas, donde año tras año los labradores aventaban las mieses, mientras sus mujeres ponían a secar, en los espacios libres, aquellas sábanas blancas que con anterioridad habían sido lavadas en el antiguo pilar.
El esfuerzo del Ayuntamiento valió la pena. Se había erigido una edificación, plenamente satisfactoria, en función de las necesidades del pueblo y acorde con la cultura arquitectónica andaluza.
Si accedemos al edificio por su puerta principal, observaremos, nada mas subir, el bello patio andaluz que sirve de centro medular y nexo para la entrada a los diferentes centros que componen la obra. Es agradable y curioso el lugar, pues en él se aprecian una gran interrelación de personas, a la vez que un estar muy acorde con nuestra idiosincrasia andaluza. La obra está acabada con un refinado gusto típico de arquitectura granadina de tiempos pasados, montando azulejos arabescos en el zócalo, junto con las piedras traídas de Sierra Elvira para la solería y columnas, además de los motivos realizados con guijarros que se pueden percibir junto a la fuente central.
Desde el patio podemos llegar a la Biblioteca, que está situada en el extremo derecho del edificio, hacia la calle Real. Es el lugar más resguardado y tranquilo de la edificación, con dos plantas, una de ellas en semisótano dando cabida a gran cantidad de obras literarias de excelente calidad. Esta biblioteca está reconocida como una de las más completas que existen a nivel provincial.
En el otro extremo del patio se halla situada la cafetería, unos salones para la tercera edad y el Hogar del Pensionista.
En la segunda planta, a la que hay que acceder por las escaleras principales, que se encuentran junto a la entrada, nos encontraremos con la Casa de la Cultura y del Deporte, el Salón de Actos y algunas dependencias de menor relevancia. Para recorrer esta planta habremos de bordear el patio de luz, que desde esta perspectiva realza la belleza interior del edificio. Es así, como llegaremos a un pasillo lateral que da acceso a las escaleras que nos conducirán a la torreta situada en la esquina del inmueble entre la Carretera Nacional y la Plaza de la Constitución.



Iglesia Parroquial de Nuestra Señora del Rosario

En el centro del pueblo, junto al Ayuntamiento y en la misma Plaza de la Constitución, se encuentra la Iglesia de Nuestra Señora del Rosario. Es un templo joven y sin apenas historia, su construcción data de 1989.
El exterior del edificio puede pasar inadvertido para nuestros ojos si no le prestamos cierta atención, pues el conjunto que rodea el entorno se presta a ello, al ser todos los edificios de muy reciente construcción. Aunque si nos sentamos en alguno de los bancos que hay instalados en la plaza y nos fijamos con detalle en la Iglesia, podremos entonces darnos cuenta que hay belleza en su estructura y en sus líneas.
Son perfiles que conforman un vasto paralepípedo de estructura cúbica o trapezoidal, según el ángulo desde el que la observemos. Pero quizás el punto más destacable sea la torre situada en la fachada principal, rematada, en la cúspide, por una sencilla cruz de regular dimensión.
El interior del templo es de una sencillez extrema, aunque no por ello deja de tener un gran encanto y sobre todo una belleza fresca y renovada. Los bancos bien alineados y espaciados, sobre una solería de gres de Castilla y el techo de madera formado por placas relaminadas sobre rastreles, invitan al recogimiento y la oración.
Accediendo desde la entrada principal por una puerta, y tras subir una escalera podremos ver el coro, y darnos cuenta desde esta perspectiva de las singulares y extravagantes lámparas que cuelgan del techo. Si recorremos el pasillo lateral de esta planta, observaremos en el altar las dos imágenes que regentan el templo: un Cristo crucificado del tallista Sánchez Mesa y una imagen de Nuestra Señora del Rosario a la que se le profesa una enorme devoción y amor en el pueblo.
Esta obra, del arquitecto Sr. Álvarez Puerto, me impresiona conforme la voy descubriendo. Las instalaciones complementarias han sido pensadas y diseñadas teniendo en cuenta los tiempos actuales y sobre todo a la juventud. Así podemos descubrir en el semisótano, un salón de actos con la misma capacidad que la propia nave principal, o bien una sala audiovisual. Sin olvidar la pequeña biblioteca en la que se pretende que los jóvenes tomen conciencia de hermandad y grupo.
Para finalizar mencionaré un detalle con encanto. En la torre no existe un reloj que marque las horas, ya que lo tiene el Ayuntamiento que se encuentra situado a unos metros, pero sí tiene esta flamante atalaya unas campanas electrónicas sincronizadas con el reloj del edificio municipal.



Las Tres Cruces

Más que un monumento, las Tres Cruces, son una leyenda en Armilla. No existe ningún dato sobre ellas que se pueda saber. Son como tres fantasmas que aparecieron en la noche de los tiempos y decidieron quedarse en el lugar más privilegiado del pueblo. Cuando desistes de seguir investigando sobre ellas y te das por vencido por la inexistencia en los archivos de algún documento que por lo menos las mencione, decides preguntar a los mas ancianos del lugar, y todos te contestan de la misma forma.
‑Las Tres Cruces están ahí desde muy antiguo. Siempre las conocimos...
Siempre las conocieron y sin embargo otros vecinos más jóvenes dicen que son monumento a la Victoria de los Nacionales. No tiene lógica, ya que se recordaría perfectamente su construcción.
Lo paradójico es que las Tres Cruces pertenecen al Arzobispado y no al Ayuntamiento. Aunque, que más da a quienes pertenezcan, ellas son del afecto y la devoción de todo un pueblo que las venera día a día con su oración.
Cuentan también de la Cruz, en la que Cristo está crucificado, que en la antigüedad sus pies no se encontraban separados, como hoy los podemos apreciar, sino juntos y uno encima del otro y atravesados por un clavo. Pero, que en la guerra hizo un milagro, y desde entonces tomó la escultura la nueva forma que todos conocemos. Es curioso que muchos vecinos mayores conocen la historia y la creen, pero no recuerdan haber visto a Cristo con los pies juntos y atravesados por un clavo.



Base Aérea de Armilla

Hemos de remontarnos a principio de Siglo, concretamente a 1911, para encontrar el nacimiento de la primera raíz de la Base Aérea. Acontecimiento que aconteció en los Llanos de Armilla, en lo que era el antiguo Hipódromo de Granada. Hubo por aquellas fechas una fiesta de aviación y se supone que en los Llanos aterrizaron varios aeroplanos ante el clamor de las gentes, aquel hecho despertaría la inquietud de algunos de los presentes.
Pero el detonante originario, lo prendió Carlos Greco, un aviador procedente de Málaga, que exhibió magníficamente su arte de pilotar en una tarde de abril de 1921. Fue todo un acontecimiento en Granada, y los Llanos de Armilla se vieron con una afluencia de público formidable para presenciar el espectáculo, que según cuentan valió la pena. Sobre todo, a la hora de recrearse en las evoluciones del aeroplano dando vueltas de campana y al mono "Perico" arrojándose en paracaídas. Aquello fue algo inusual en el mundo en que se vivía.
A raíz del evento, un grupo de amigos sintió la necesidad de hacer algo puntual por la aviación en Granada, y proyectaron la construcción en un futuro de un Aeródromo en los Llanos de Armilla, para que la afición granadina pudiera tener ocasión de aprender a volar o realizar vuelos de placer. Era una buena idea inicial, en la que se venderían acciones a todas las personas que lo desearan.
Tal iniciativa nunca llegaría a convertirse en una realidad, pues mientras tanto una serie de sucesos ocurren apresuradamente. Ya que un grupo de técnicos del Ministerio de la Guerra visitan los Llanos, llegando al acuerdo de que Armilla reunía excelentes condiciones para establecer un campo permanente de vuelo y una base insustituible. El lugar era perfecto, cerca del Estrecho, a media hora de África, a poca distancia de las bases navales de San Fernando y de Cartagena y resguardada de los vientos y tempestades por Sierra Nevada. Sus condiciones estratégicas eran admirables, asimismo la extensión de superficie era considerable. Todos estos factores inducían a pensar que el Aeródromo de Armilla pudiera ser uno de los mejores de España.
El alcalde de Granada tras la serie de acontecimientos sucedidos, tomó cartas en el asunto, interesándose para que la gestión realizada no cayera en el olvido, ofreciendo al Ministerio de la Guerra una serie de terrenos donados por un particular.
La respuesta no pudo ser más rápida y en octubre llegaron una serie de aparatos con el equipo humano y material adecuado para comenzar los trabajos de instalación de los hangares. En menos de un mes los barracones básicos habían sido levantados, en espera de la llegada de los primeros aeroplanos.
Habrá que esperar a junio de 1922 para que se inaugure definitivamente la Base Aérea de Armilla. Había valido la pena el esfuerzo, y sobre todo la constancia de tantas personas públicas y privadas sin las cuales nunca se hubiera realizado el proyecto.
El primer Comandante en Jefe fue el granadino Luis Dávila, sin cuya voluntad, perseverancia y tenacidad todo hubiese sido más complejo.
Ya, en 1955 la Base incorporó una nueva actividad a sus disciplinas con la creación de la Escuela Elemental de Pilotos. Desde el cielo azul granadino era fácil, en aquellos años, poder contemplar las acrobacias y el volar magnífico de aquellas escuadrillas de biplanos grisáceos, llamados “Bucker”, que tan insustituibles servicios prestaron durante generaciones a las Fuerzas Aéreas Españolas.
En 1974, tras el traslado de la Escuela Elemental, se creó en Armilla el Centro de Selección de la Academia General del Aire. Iba a ser el primer contacto con el Ejército y con el vuelo de algunas promociones de futuros oficiales del aire.
Una vez absorbido el Centro, por la Academia General del Aire en 1980, se establece el Ala de Enseñanza de la Escuela de Pilotos y Mecánicos de helicópteros. Tan popular en Armilla en la actualidad por sus vuelos diurnos y nocturnos.



Iglesia de San Miguel Arcángel

Tras la Reconquista de Granada por los Reyes Católicos, una serie de nuevos repobladores irrumpieron la villa de Armilla. Eran todos en su mayoría campesinos provenientes de Castilla y Aragón. Se instalaron en el lugar para ocuupar las casas y los campos despojados a gran parte de los musulmanes que no acataron las Capitulaciones impuestas por los cristianos. Mientras tanto, un nuevo estamento social había surgido en las zonas conquistadas, eran los llamados mudéjares. Los mudéjares, en los primeros años tras la Reconquista fueron respetados en costumbres y tradiciones. Pero ello era tan sólo una forma política de integración, ya que se les iba despojando de todo posible contacto con el pasado. Se destruía cuanto podía serviles de aliento espiritual, muy en especial los libros y mezquitas. Finalmente, se optó por la deportación a todos aquellos que no quisieran convertirse a la fe cristiana.
Entre los mudéjares granadinos del Siglo XVI, había artesanos que desarrollaban su actividad de acuerdo con las tradiciones estéticas y religiosas hispanomusulmanas. A ellos se les responsabiliza de la edificación de numerosos monumentos e Iglesias en la provincia de Granada, tal es el caso de la que nos ocupa.
La Iglesia de San Miguel Arcángel se halla situada, en las cercanías del antiguo y ya desaparecido “aljibe”. Es una obra sencilla y simple, debemos pensar que su edificación no contaría con los medios económicos más adecuados, ya que Armilla en el Siglo XVI era tan solo una pequeña aldea muy próxima a Granada.
Sin embargo, conforme atravesamos la cancela de entrada al patio que accede al templo. Nos daremos cuenta que la simplicidad de las formas encierra un fervoroso sabor.
La Parroquia de San Miguel Arcángel dispone de dos puertas de acceso. Una principal que usualmente se halla cerrada, y otra lateral a la que se llega por el patio. Una vez dentro del recinto, el primer detalle que se puede apreciar es el de una bella imagen de la Purísima presidiendo el altar, que contrasta en demasía con el entorno grisáceo del resto de la nave. Si nos acercamos al altar contemplaremos a las imágenes de los Santos Patronos del pueblo colocados a derecha e izquierda de la Virgen. Es el momento de volver nuestra mirada y apreciar las seis capillas laterales que circundan el templo.
Una vez de nuevo en el exterior nos fijaremos en el campanario, y nos percataremos la transformación que experimentó el torreón en 1931. Al elevarse unos metros de su altura original, para que las campanas pudieran ser más audibles en la distancia.



El Discóbolo

A finales de los años sesenta toda España se encontraba envuelta en una especie de transformación industrial. Afortunadamente habían comenzado a quedar en el recuerdo los años de penurias y hambre frutos de la Guerra Civil. Era el momento en que las mediana y pequeña empresa surgían de la nada con una fuerza exorbitante, los empresarios que tomaron la iniciativa no estaban muy cualificados, no habían tenido la oportunidad, ni los medios para instruirse. Aunque ello es suplido por una fuerte voluntad y un afán de instruirse encomiable.
Armilla debido a la buena situación en que se encontraba en relación con Granada capital, era una de las poblaciones con mayor proyección en ese futuro. Y surgen en ella los elementos indicados para la creación de un sinnúmero de pequeñas industrias. Entre los industriales que más impulsaron la creatividad y la industria, se hallaba Alberto Rodríguez.
Alberto Rodríguez, el Discóbolo de Armilla y el final de los años sesenta se encuentran muy interrelacionados. Pues la escultura es el fruto de una época, en la que Alberto siente la fuerza de su propia madurez empresarial y humana. El Discóbolo de Armilla es el reflejo de todo el proceso que el creador posee.
La obra no pretende ser una imitación del conocido Discóbolo de Mirón, sino el homenaje al afán de la laboriosidad de un pueblo.
Para analizarla deberemos fraccionarla en tres segmentos definidos: el arado, la rueda dentada y la figura humana. Todas ellos forman un conjunto del que podemos deducir el talante agrícola, industrial y deportivo de Armilla.
El arado encarna a la Armilla agrícola de todos los tiempos, es un arado primitivo, de la era romana, vestigio de una civilización de dos mil años de antigüedad que ya labraba los mismos campos que en la actualidad cultivan los armillenses. La rueda dentada, símbolo de un futuro que es la realidad de la Armilla que todos conocemos y que es lanzada por un deportista al vacío del porvenir. Por último, la representación del propio atleta, complemento del trabajo de la humanidad en la civilización actual.
Estas tres alegorías sintetizan el eslogan por el que es conocida en la actualidad este pueblo: Armilla industrial, agrícola y deportiva.



El INEM, Correos y el Juzgado

En uno de los lugares más bellos de Armilla, la Plaza de la Constitución, se construyó a mediados de los años ochenta uno de los edificios más exquisitos del pueblo. En él se iba a dar cabida a tres de los estamentos más preponderantes que la administración detenta: Correos, el INEM y el Juzgado.
Las formas del inmueble son limpias, claras y rectilíneas, imitando a las antiguas casas palaciegas andaluzas. Aunque, si atravesamos cada una de las cuatro bellas puertas de pino de oregón que posee, podremos observar las diferencias existentes. Las dependencias, completamente autónomas unas de las otras, disfrutan de unos medios avanzados para la mayor comodidad de funcionarios y empleados, lo que facilita el trabajo y la atención que el público precisa.
Volviendo de nuevo a la Plaza, recorreremos lentamente los aledaños de la fachada. La observaremos con atención, fijándonos en la simetría de sus ventanales, la blancura de la portada, y sobre todo en el juego que proporciona al entorno. Por último nos fijaremos en las dos torretas extremas, de apariencia similar a la que hay en la Casa de la Cultura. Si tenemos la oportunidad de poder subir a la situada en el edificio de Correos, divisaremos con todo detalle en la lejanía Granada y Sierra Nevada en el fondo de un horizonte muy característico para los armillenses, pero sin igual en el resto del mundo.

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