CAPÍTULO I
El viejo descapotable circulaba por una sinuosa carretera de Andalucía, Clint, su conductor, había perdido la noción del tiempo y del lugar, lo único que recordaba mientras conducía eran etapas de su vida ya vividas y lejanas en el espacio. La infinidad de curvas serpenteantes que iba encontrando en el camino no dificultaban sus pensamientos, al contrario, afianzaban su memoria de un modo selectivo. Era como si el parabrisas ejerciera una fuerza magnética, convirtiéndolo en la pantalla de un anticuado cine. Así Clint Parker, veterano periodista de crónicas de guerra rememoraba gran parte de su ajetreada y solitaria vida, lo hacía de un modo involuntario, surgiendo las escenas de manera indiscriminada y sin relación. En un intento por serenarse encendió un camell y tras dar una fuerte calada, expelió el humo con violencia. Entonces recordó la visita que acababa de realizar al oncólogo, en el Hospital Clínico de Granada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario