martes, 21 de enero de 2014

9.- NOVELA ONLINE

>>-Clint, ven junto a mí –le dijo-, hemos de hablar ya no tengo mucho tiempo para hacerlo y me gustaría despedirme de ti sin olvidarme nada. Así que escúchame…
Estuvieron hablando y recordando su vida en común durante horas, que les pareció minutos. Charlaron sobre todas las experiencias vividas durante esos años, se prometieron amor eterno más allá de la tumba, rieron pensando en la felicidad de los días y lloraron mucho pensando en la tragedia que se les avecinaba.
Empezaba a anochecer cuando llegaron a la casita de Dover, Marguerite se encontraba exhausta, el día había sido interminable y las emociones muy fuertes. Pero en un esfuerzo máximo quiso que Clint le hiciera el amor, sabía que sería la última vez; lo hicieron muy pausadamente casi sin moverse, entre suspiros y lágrimas. Ninguno de los dos controlaba el tiempo, que parecía haberse detenido, cuando finalizaron se quedaron dormidos entrelazados, el único sonido que se podía escuchar en la habitación era el tic-tac quedo del viejo reloj de pared y el eco de dos corazones.
Fue Clint quien despertó antes del amanecer, algo en su interior lo sobresaltó, en la oscuridad de la alcoba se mantuvo alerta, como cuando se hallaba en la habitación de un hotel de una ciudad en guerra. Durante unos instantes se sintió totalmente desorientado hasta que recordó que se hallaba en Dover junto a Marguerite, hecho que aprovechó para abrazarla y sentir el calor de su cuerpo. Pero no fue así, ya no había calor, éste había desaparecido con el último suspiro. La muerte se había hecho con ella del modo más apacible, durante el sueño.
En ese momento Clint mantuvo la serenidad, una paz interior lo embargó y su desolado corazón latió con total entereza, entonces atrajo hacia sí a Marguerite y la abrazó columpiándola, de ese modo estuvo mucho tiempo, tanto que el día se juntó con la noche…

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