Don Albano supo mover los hilos adecuados para conseguir una plaza de maestra en la cercana ciudad de Siracusa para Selena. Y de este modo, con poco más de veinte años, la pequeña de la familia Lupo ejercía como maestra en el colegio de la Ostetriche.
Selena era una joven atractiva, aunque no bella, sus rasgos parecían cercanos a los orientales: ojos achinados, nariz pequeñita y un pelo de tonalidades azabache que recogía en un moño. Era alta y de formas redondeadas, adivinándose bajo su austera ropa unos suntuosos pechos y unos muslos poderosos y prietos. Su rostro delicado nada tenía que ver con la voluptuosidad de su cuerpo, como si éste no le perteneciera. Durante aquel primer año de maestra, Selena impartió clase a unos niños de primer curso de preescolar, disfrutaba con su trabajo y los alumnos le tomaron aprecio rápidamente, era amable en el trato y segura a la hora de enseñar sus conocimientos. Cuando finalizaba las clases, sin perder el tiempo, marchaba hasta un pequeño apartamento que compartía con otras dos profesoras; allí dejaba transcurrir las horas, entretenida en la lectura de las obras de los clásicos de la literatura. De este modo profundizó en los mundos de Dante, Shakespeare y Cervantes, disfrutaba memorizando frases célebres del dramaturgo británico y recorriendo la meseta castellana junto a don Quijote y Sancho.
A mediados de curso, un hecho singular cambiaría su vida, fue finalizando el segundo trimestre. Claudia, una de sus compañeras de apartamento, recibió la visita de su hermano Fabián, un joven agricultor que vivía en el norte de la isla en el pueblo de Milazzo. Nada más verlo Selena, notó que algo en su interior se removía, surgiendo una sensación totalmente desconocida hasta ahora. Sin saberlo se había enamorado.
Durante dos años mantuvieron una relación formal de novios, hasta que don Albano tomando cartas en el asunto como patriarca de la familia decidió que su preciada hija debería contraer matrimonio, así que mandó llamar a Fabián y le dijo que en el otoño tenía prevista la boda con su hija, por lo cual si quería su aprobación tendría que trasladarse a Pachino y establecer su hogar familiar en el pueblo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario