domingo, 2 de febrero de 2014

BAILANDO CON LOBOS (1990)

No sé las veces que he visto esta película, creo que desde que se estrenó en 1990 una vez por año, sólo por la escena en que Kevin Costner se despide de su amigo sioux Cabello al Viento vale la pena repetir. Personalmente creo que dentro del género western es una de las mejores películas que se han hecho; la dirección de Costner es soberbia, así lo refrenda el oscar recibido, meritorio en todos los sentidos.
El film, además de contar una historia del asentamiento del Ejército Norteamericano en la frontera, recoge un conjunto de secuencias imborrables para los que somos amantes del séptimo arte. En la retina de nuestros ojos y en lo más profundo de nuestro corazón quedan escenas tan maravillosas como la del teniente Dunbar cabalgando a lomos del bello caballo Cisco, entre un fuego cruzado durante la Guerra de la Secesión, arengando a los suyos; o las extraordinarias vistas de las inexploradas praderas pobladas por multitudinarios rebaños de bisontes; sin olvidar los juegos de aproximación del lobo Calcetines. Bailando con Lobos es un canto para los amantes de la aventura y la libertad; sin olvidarnos del reflejo que ofrece sobre la sabiduría espiritual de las tribus aborígenes, en este caso de los sioux.
La interpretación de Kevin Costner en el papel del teniente Dunbar le valió la candidatura al Óscar y a los Globos de Oro; pero fue el elenco de actores de reparto los que hicieron grande el film, así lo ponen de manifiesto Graham Greene y Mary McDonnell aspirantes al Óscar y al Globo de Oro.
Pero Bailando con Lobos siempre será recordado por la extraordinaria cinta musical, ambientado en un sonido americano con tintes épicos, que compuso y dirigió el afamado John Barry, reportándole su cuarto Óscar. 

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